sábado, 29 de enero de 2011
ESTO PASÓ UN DÍA DE ENERO...:Inauguración de la rambla Bristol en Mar del Plata
Un 19 de enero de 1913 se inauguró la rambla Bristol de Mar del Plata. La ciudad era desde hacía varios años un centro turístico paquete, donde veraneaban las familias "de apellido" del país.
Ya había un tren que acercaba a los turistas, existía el Bristol Hotel, inaugurado en 1888 para recibir a una sociedad refinada, que podía darse el lujo de perder mucho dinero en el casino cercano.
El mundo parecía maravilloso, la "belle epoque" estaba en su apogeo, el progreso parecía no tener fin. Lo único que faltaba en Mar del Plata era un paseo a la altura de las circunstancias.
Durante un tiempo se habían levantado construcciones de madera, destruídas primero por un temporal y más tarde por el fuego. Entonces los integrantes del Club de Mar del Plata llevaron adelante la iniciativa de levantar una rambla como que la ciudad se merecía.
El proyecto fue encargado a los mejores ingenieros de la época, con la colaboración de una empresa francesa y en menos de tres años la obra estuvo terminada.
Del lado de la ciudad, la rambla se parecía a una calle de París. Una espléndida escalera de granito llevaba hasta la parte del paseo. Cada detalle de la construcción había sido elaborado con sentido artístico, desde las mayólicas hasta las cúpulas lujosamente decoradas y los vitrales que permitían el paso de la luz.
El día de la inauguración todo era una fiesta. Hasta se había organizado un vuelo desde la capital en cuatro aviones, piloteados por Teodoro Fels, Cataibert, Lubbe y el teniente Origone. Pero una fuerte ráfaga de viento derribó el avión de Origone, que fue el primer muerto de la aviación argentina y esa noticia ensombreció la ceremonia de inauguración.
La rambla sobrevivió hasta 1941, cuando se decidió derribarla para hacer una nueva construcción y no faltaron las protestas.
Pera la "belle epoque" había terminado y muchos sueños cayeron bajo la piqueta.
Un poco de historia
Patricio Peralta Ramos, un emprendedor consagrado por completo a las tareas rurales adquirió en 1860 una extensión de campo de 32 leguas, que comprendía las estancias de Laguna de los Padres, San Julián de Vivoratá y La Armonía de Cobo. Comprendiendo el gran porvenir de esta zona formó una sociedad para la explotación del saladero fundado por Meyrelles.
En 1873, decidió la construcción de la Capilla Santa Cecilia, el nombre recuerda a la esposa de Don Patricio, Doña Cecilia Robles. En noviembre del mismo año comenzó las gestiones correspondientes ante el Gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Mariano Acosta, para que se reconozca la existencia del pueblo Puerto de la Laguna de los Padres ubicado en terrenos de su propiedad en el Partido de Balcarce, haciendo hincapié en el nombre que él había elegido: Mar del Plata.
Finalmente el Decreto del 10 de febrero de 1874 firmado por el Gobernador de la Provincia de Buenos Aires reconoce al pueblo. Posteriormente se designa esta fecha como la de la fundación de la ciudad de Mar del Plata.
La llegada de un activo saladerista de la zona del Tuyú, don Pedro Luro, fue un suceso decisivo para el desarrollo de Mar del Plata. En 1877 se hace cargo del saladero imprimiendo a la población un ritmo vertiginoso, al mismo tiempo que abrió rumbos a diversos quehaceres, dispuso la construcción de un nuevo muelle, hizo edificar una barraca, estimuló la agricultura habilitando un molino harinero, estimuló la construcción de viviendas y la apertura de comercios, etc.
Su hija María Luro de Chevallier propició la edificación de la Iglesia de San Pedro, hoy Catedral de los Santos Pedro y Cecilia. A José Luro se debe la inauguración del Bristol Hotel y al Dr. Pedro Olegario Luro la iniciativa en favor de la construcción del Puerto de Mar del Plata. Pedro Luro y sus hijos desarrollaron en la Mar del Plata naciente, una labor tesonera encaminada a cimentar el progreso del pueblo.
El primer tren llega a Mar del Plata el 26 de septiembre de 1886, después de que se aprobara la prolongación del ramal ferroviario entre Maipú y Mar del Plata, gestión debida al Gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Dardo Rocha.
Poco a poco el poblado se convirtió así en el balneario preferido de la clase alta de Buenos Aires. Después de construido el Bristol Hotel, que inauguró el 8 de enero de 1888. Durante aquellos años regía un severo reglamento sobre los baños que establecían entre otras cosas: que “el traje de baño admitido por este reglamento es todo aquel que cubra el cuerpo desde el cuello hasta la rodilla”, y agregaba: “no podrán bañarse los hombres mezclados con las señoras a no ser que tuvieran familia y lo hicieran acompañando a ella”. Asimismo se prohibía en las horas del baño “el uso de anteojos de teatro u otro instrumento de larga vista, así como situarse en la orilla cuando se bañan señoras”.
En 1904 el empresario Ernesto Tornquist construyó el Torreón, ampliando los límites del balneario. Allí se instaló una confitería y un club de tiro a la paloma. En 1909 se inauguró la explanada de la loma del Torreón. En 1914 se inauguró la Rambla, un paseo de material en la Playa Bristol.
En 1912, Francisca Ocampo de Ocampo, perteneciente a una de las familias más ricas del país, compró en Inglaterra, a la empresa Boultoun & Paul, una magnífica casa de madera de dos pisos, que hizo llevar en barco hasta Mar de Plata, donde fue armada en una zona que por aquel entonces se conocía como Loma del Tiro de la Paloma (actualmente barrio Los Troncos, en la manzana delimitada por las calles Arenales, Lamadrid, Matheu y Quintana). La casa que adquirió el nombre de Villa Victoria, por Victoria Ocampo, fue un centro cultural y uno de los exponentes edilicios más importantes de la era en que Mar del Plata fue el centro de vacaciones de la clase alta argentina.
En 1915 se inició la costumbre, sobre todo femenina de "tomar sol": y en 1918 comenzaron a cambiar los trajes de baño femeninos, descubriendo los brazos. Se denominó maillot y fue considerado un “escándalo de inmoralidad”. En 1938 finalizó la construcción de la Ruta Nacional 2 conectando Mar del Plata con Buenos Aires. La difusión de la sindicalización y los derechos laborales en la década del '40 permitió que las clases trabajadoras comenzaran a elegir a la ciudad para pasar sus vacaciones, fenómeno facilitado por el aguinaldo y el turismo social. Los sindicatos adquirieron más de treinta hoteles, entre ellos el Hotel Hurlingham, uno de los más elegantes de la ciudad, que fue adquirido por la Confederación de Empleados de Comercio.
En las décadas del '50 y del '60 las clases medias se volcaron masivamente a poseer un departamento en Mar del Plata, que generó un boom de la construcción y un cambio notable de su estructura, que dejó de ser la "villa balnearia" para convertirse en una ciudad permanente.
La última mitad del XX produjo grandes cambios en la ciudad. Su crecimiento enorme y desordenado produciría muchos inconvenientes que se irían salvando con medidas esporádicas y circunstanciales.
Al turismo masivo se le sumaron varias industrias: a la pesca que había venido creciendo desde la construcción del puerto se le sumó la construcción y nació también una fuerte industria textil que había comenzado como algo familiar y casi artesanal convirtiéndose en una importante fuente de ingresos.
El turismo social fue decayendo y la crisis económica de los últimos años ocasionó nuevos cambios. El crecimiento de la ciudad hizo surgir muchas variantes de oferta turística: en lo deportivo fue sede del Mundial de Fútbol de 1978, los Juegos deportivos Panamericanos, el Mundial de clase Optimist, Regatas internacionales de vela y de Off Shore, campeonatos de tenis, de Patín carrera y muchos más.
La aparición de nuevos hoteles de cinco estrellas hizo posible la realización de convenciones y congresos de las más variadas especies e incluso la llegada de contingentes de turismo internacional.
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