Historiador de la ciencia, ingeniero, matemático, docente universitario y uno de los iniciadores de la historia de la ciencia como disciplina autónoma en nuestro país, José Babini nació en Buenos Aires el 10 de mayo de 1897.
Era hijo de Aristide Babini y Teresa Cortesi, ambos oriundos de Forli, Italia. Su padre, republicano mazziniano, llegó solo a la Argentina en 1890; luego arribó su mujer con las hijas. Hacia 1904 viajaron todos a Italia, donde permanecieron un año y José cursó el primer grado primario.A su regreso a Buenos Aires concluyó la primaria en la Sociedad Italiana Unione e Benevolenza y su padre intentó luego inscribirlo en la Escuela de Comercio, porque consideraba que tenía facilidad para los números y porque tenía que contribuir lo antes posible al mantenimiento de la familia, que era muy modesta.
José Babini cursó el bachillerato en el Colegio Nacional Noroeste y se empleó como cadete en una empresa constructora, cuyo propietario lo apoyó luego económicamente para que pudiera estudiar ingeniería civil. Lo hizo en la entonces Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires, al mismo tiempo que cursaba Matemática y Cosmografía en el Instituto Nacional del Profesorado. Mientras cursaba ambas carreras se mantuvo dando clases a sus compañeros.
A los veinte años, cuando formaba parte de la redacción de la Revista del Centro de Estudiantes de Ingeniería, en la que publicó sus primeros artículos matemáticos, asistió a las clases que dictó Julio Rey Pastor. Los apuntes que redactó, sobre temas entonces difíciles y novedosos, llamaron la atención del gran matemático español y fueron punto de partida de una relación que se mantuvo durante toda la vida de Rey.
En 1919 se recibió de profesor y obtuvo su primera cátedra, que ejerció en el Colegio Internacional de Olivos. Ingresó también en la Sociedad Científica Argentina, en cuyos Anales publicó ese año un artículo que sería comienzo de una prolongada colaboración. Al año siguiente, poco antes de graduarse de Ingeniero Civil, fue nombrado profesor en la Facultad de Química Industrial y Agrícola de la recién creada Universidad Nacional del Litoral. Se trasladó entonces con su flamante esposa a Santa Fe, ciudad donde vivió los treinta años siguientes consagrado a sus cátedras y desplegando una intensa actividad de difusión cultural en toda la zona de influencia de la Universidad, que en esa época tenía Facultades también en Rosario, Paraná y Corrientes.
Su principal instrumento fue el Departamento de extensión universitaria, cuya titularidad ejerció mucho tiempo. Trajo conferenciantes distinguidos, publicó y difundió sus trabajos, y utilizó el recurso entonces novedoso de la radiodifusión, a través de la propia emisora universitaria, primera del país. Desde 1921, cuando fue designado Decano interino de la Facultad de Química, alternó esa actividad con el ejercicio de cargos universitarios electivos, entre ellos un fugaz Decanato de la Facultad de Ciencias de la Educación de Paraná, suprimida por la dictadura de Uriburu en 1931.
Ocupó también cargos docentes en escuelas de enseñanza media, desde las cuales realizó una infructuosa campaña a favor del nombramiento de profesores diplomados, en una época en que las influencias políticas eran factores dominantes de esas designaciones.Al mismo tiempo, alentado y apoyado por Rey Pastor desde Buenos Aires, avanzó en una carrera que lo señaló como uno de los pioneros de la renovación de la matemática en la Argentina. Aunque, como único cultor de esa disciplina en Santa Fe, la suya fue una labor solitaria, el nivel científico de sus colegas de Facultad hizo posible crear, en 1927, una Sociedad Científica de Santa Fe, que lo tuvo por principal animador y que en 1935 se convirtió en filial de la Sociedad Científica Argentina.
En 1938 fue designado Vicepresidente de la Unión Matemática Argentina, que presidió luego hasta 1968, período en el cual fue responsable de sus publicaciones, que se imprimieron al comienzo en la imprenta de la propia Universidad del Litoral. El derrocamiento del presidente Castillo y la instauración de una nueva dictadura militar en 1943, marcó un punto de inflexión en la carrera académica y la vida personal de José Babini. Ese año fue dejado cesante y luego reincorporado en sus cátedras universitarias. En 1945 fue reelecto Decano pero al año siguiente, en vísperas de la asunción presidencial del coronel Juan D. Perón, se lo destituyó definitivamente y debió mantenerse únicamente con las cátedras del Colegio Nacional, a las que renunció en 1950 para instalarse primero en Buenos Aires y luego en la vecina localidad de Merlo, donde vivió hasta 1959.
En el período signado por las dos Presidencias de Perón (1946-1955), José Babini desplegó una intensa y múltiple actividad. Llevado por su fervor antiperonista y venciendo una acendrada vocación de apoliticismo, se afilió en 1948 al principal partido opositor de entonces, la Unión Cívica Radical, y mantuvo esa militancia cuando se mudó a Merlo. Al mismo tiempo se prodigó en cursos y conferencias, que dictó en la Capital Federal y las provincias de Buenos Aires, Santa Fe y Entre Ríos. Fue también un periodo de intensa producción intelectual, en el que publicó once libros propios y seis traducciones, e infinidad de artículos y reseñas, muchos de los cuales aparecieron en La Nación y en la revista Sur, donde colaboraba desde 1937. La caída de Perón en 1955 y su reemplazo por un gobierno de facto cívico-militar, abrió para José Babini un breve período dominado por la gestión pública. Ese año fue nombrado Interventor Reorganizador de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires y llegó a desempeñar en tal carácter el Vicerrectorado de la Universidad. Al finalizar su mandato se lo designó para organizar la Universidad Nacional del Nordeste, con sedes en Resistencia y Corrientes. En 1958 la Universidad de Buenos Aires lo nombró Director-Presidente de su flamante editorial (Eudeba) y, tras la asunción de Arturo Frondizi como Presidente, ocupó durante un año la Dirección General de Cultura del Ministerio de Educación, entre cuyas creaciones se cuentan las Ediciones Culturales Argentinas.
La renovada actividad universitaria, que incluyó un retorno a la cátedra como profesor de historia de la ciencia en la ahora Facultad de Ingeniería Química de Santa Fe y en las Facultades Ciencias Exactas y de Medicina de la U.B.A., tuvo otro brusco final en 1966, cuando el derrocamiento del presidente Illia abrió un período de turbulencias políticas para el país y ostracismo universitario para José Babini, que sólo se cerraría en 1983, en vísperas de su fallecimiento, ocurrido en Buenos Aires el 18 de mayo de 1984.
Esos años fueron, sin embargo, de rica producción intelectual, reflejada principalmente en los dos intentos, que no llegaron a culminar, de publicar una historia universal de la ciencia que hubiera sido en su época la obra más importante en su género en castellano, como lo fueron en los suyos la Historia de la Matemática que publicó con Rey Pastor en 1952 y el Panorama General de la Historia de la Ciencia donde completó con Desiderio Papp, entre 1952 y 1961, la obra que había iniciado Aldo Mieli en 1945.
La Enciclopedia de Historia de la Ciencia, con el sello del Centro Editor de América Latina (fundado por Boris Spivacov, que había sido el principal animador de Edudeba) quedó inconclusa cuando se habían publicado, entre 1967 y 1969, trece entregas (libros de bolsillo de un centenar de páginas) de las treinta que se habían proyectado. La Historia Universal de la Ciencia y la Técnica, de la misma editorial, que debía constar de 66 fascículos encuadernables (a modo de revistas de 15 páginas, profusamente ilustradas), quedó reducida, en 1978, a los primeros diez. En ambos casos la suspensión de la publicación se debió a los problemas económicos de la editorial.
José Babini llegó a completar la redacción de los capítulos inéditos de ambas obras, cuyos originales se conservan. A partir de 1966, José Babini alternó la redacción de esos y otros libros, entre ellos una Historia de la Medicina que se editó en España con prólogo del ilustre historiador Pedro Laín Entralgo, con la publicación de casi 150 artículos y más de 120 reseñas en diarios y revistas de distinto carácter, en algunos casos, como en los de Sur y La Semana Médica y de los diarios La Nación, Clarín y La Gaceta, éste de San Miguel de Tucumán, de forma casi permanente. Su actividad de difusión periodística de la ciencia se remontaba a 1937, cuando, con su firma y a pedido de Eduardo Mallea, la revista Sur comenzó a publicar artículos de ese carácter.Esta circunstancia ubicaría a Babini entre los precursores del periodismo científico en la Argentina, lo que quedaría corroborado por la existencia de un proyecto suyo de constituir un Grupo de Escritores Científicos en fecha tan temprana como 1951 (el primer seminario sobre el tema se reunió en Buenos Aires, por iniciativa de Bernardo Houssay, quince años después).
Después de 1966, Babini retomó también el papel de docente ex-cátedra que había desempeñado casi toda su vida, prodigándose en cursos y conferencias que dictó en los ámbitos más diversos. Esas disertaciones, que exponía de memoria y cautivaban a sus oyentes, trataban por lo general los temas –la historia de la ciencia en el mundo y en nuestro país- que habían ocupado a José Babini desde mediados de siglo y lo habían convertido en el máximo exponente argentino de esa disciplina .Aunque su principal ocupación de estudioso y exclusiva de docente fue, durante casi veinte años, la investigación matemática, Babini tuvo un interés temprano por la historia de la ciencia, que se encauzó al principio en el pasado de la propia matemática.
José Babini terminó sus días presidiendo el Grupo Argentino de Historia de la Ciencia, hasta su muerte en 1984, a los 87 años.
La Cámara de Diputados de la Nación Argentina decidió, en marzo del 2004, designar a la página de Internet correspondiente a la Comisión de Ciencia y Tecnología, que funciona en el servidor de la Honorable Cámara de Diputados de la Nación con el nombre de Profesor José Babini. La biblioteca de Babini en parte se encuentra en la Sociedad Científica Argentina. El resto se halla en el Departamento de Investigación de la Universidad de San Martín.
es muy largo
ResponderEliminarHola, podrías citar las fuentes
ResponderEliminar?