lunes, 14 de noviembre de 2011

LA CIUDAD - La Bolsa de Comercio

La Bolsa de Comercio (siglo XIX)

Es de esta Bolsa de donde han salido los recursos que han transformado la Nación, bancos, ferrocarriles, puentes, puertos, crédito público y privado, todo se elabora aquí, y desde Buenos Aires, hasta los confines de la República no nace una asociación ni se inicia un progreso que no encuentre forma, capital y protección en nuestro seno.(Del informe sobre el ejercicio del año 1887.)






Sus antecedentes se remontan a la época de la colonia, en que comenzaron a vislumbrarse los esfuerzos de los residentes locales por generar actividades comerciales.
Pasando por la declaración del libre comercio del Río de la Plata con España y las colonias en 1777, la creación del Consulado de Buenos Aires en 1794, la Sala Comercial en 1811 hasta llegar a la Bolsa Mercantil en 1821 y los tiempos de los corredores del Camoatí en la década de 1840, en 1854 se fundó la Bolsa de Comercio de Buenos Aires.
Reunidos en la que fue la primera sede bursátil, una casa propiedad de la familia del general José de San Martín, ubicada en la calle San Martín 118, se efectuaban transacciones en onzas de oro. Esta actividad fue la que le dio origen y, con algunas interrupciones, constituyó el rubro principal de su movimiento hasta la crisis de 1890. Recordemos aquí que hacia 1856 comenzaron a negociarse acciones de sociedades anónimas.
A raíz del crecimiento en cantidad de socios y operaciones, el 28 de enero de 1862 y con la presencia del gobernador de Buenos Aires general Bartolomé Mitre, se inauguró el primer edificio propio, en San Martín 216, a pocos metros del anterior, que hoy funciona como anexo del Banco Central. En este edificio cotizaron el oro, las cédulas hipotecarias, los cambios, las acciones del Banco Nacional y otros valores.
Veinte años después ese local resultaba insuficiente. Como consecuencia, se adquirieron terrenos frente a la Casa de Gobierno y se construyó el tercer edificio, en el que pasó a funcionar la Bolsa en 1885, en la ochava de Rivadavia y 25 de Mayo, actual acceso principal del Banco de la Nación Argentina.
Es de destacar que en el seno de la Bolsa también se realizaron emisiones de títulos públicos cuyas suscripciones muchas veces superaron con creces los montos requeridos, como la de 1890 que hizo historia. En aquella oportunidad, Carlos Pellegrini supeditó su asunción como presidente de la Nación al éxito que alcanzara su convocatoria: solicitó 10 millones de pesos a un grupo de adinerados entre los que se encontraban nombres de la Bolsa de Comercio para cubrir el pago del servicio de la deuda exterior y la garantía de los ferrocarriles en Londres. La respuesta casi inmediata fue el aporte conjunto de 16 millones.
Otro hito en la historia bursátil fue la aprobación de la Ley 17.811 de Oferta Pública de Títulos Valores en 1968. A través de este documento se creó la Comisión Nacional de Valores y se confirió facultades de autorregulación a bolsas y mercados del país. La ley vino a llenar un vacío regulatorio y sentó las bases para la construcción de un nuevo mercado de capitales más eficiente y transparente. A partir de allí continuarían cotizando y se incorporarían las empresas más sólidas dispuestas a abrir sus libros al público inversor.
El edificio de La Bolsa en la actualidad

Desde el punto de vista edilicio, hoy la Bolsa destaca su presencia en plena "city" de Buenos Aires, frente al Correo Central, a 300 metros de la Casa de Gobierno, con dos grandes edificios: el que fuera inaugurado en 1916, obra en que el arquitecto Alejandro Christophersen volcó su refinado buen gusto en un depurado estilo Luis XVI, y el concebido por el arquitecto Mario Roberto Álvarez, con entrada por 25 de Mayo 359 y Alem 322.
Este último desde el 1° de octubre de 1984 alberga el actual recinto de operaciones, dotado de un sistema informático que permite registrar y difundir las operaciones en tiempo real. Es así como asociado a esta nueva casa llega la tecnología a la negociación bursátil. Como ejemplo de ello, los viejos certificados de los valores pasaron a convertirse en escriturales, es decir, en registros que se acreditan o debitan de las cuentas que tienen los inversores en la Caja de Valores creadas a ese fin. Del mismo modo, la tecnología vino a simplificar la negociación y liquidación de las operaciones.
En un vuelco de 180° a la política económica argentina, durante la década de 1990, la Bolsa se convirtió en la institución protagonista que permitió a pequeños y grandes inversores participar como accionistas de las grandes empresas de servicios públicos que salieron a la oferta pública una vez privatizadas.
Y ya en 2000, la Asociación volvió a salir al rescate del país con la reestructuración de su deuda pública y privada. Gracias al cumplimiento en tiempo y forma de sus compromisos financieros a pesar del cambio en las reglas de juego durante esa última crisis, la Bolsa conservó su confiabilidad institucional.
En 2004 la Bolsa se vistió de fiesta para celebrar su 150 aniversario, ocasión en la que simultáneamente se desarrolló la Asamblea General de la Federación Iberoamericana de Bolsas. En dicha oportunidad visitaron la casa personalidades ilustres nacionales e internacionales del ámbito económico, político y social entre los que se encontraban los presidentes de las bolsas hermanas.
Hoy como siempre, la Bolsa cumple un rol fundamental en la reconstrucción de la Argentina y continúa con su labor de llevar los beneficios del financiamiento a través del mercado de capitales a todos los rincones del país, comprometida con su función de canalizar el ahorro hacia la actividad productiva.
 

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