jueves, 15 de septiembre de 2011

LA SALUD - Fundación Favaloro - Educación Física y Salud

La falta de actividad física, o sedentarismo, produce en el organismo muchas alteraciones negativas: disminuye el gasto cardíaco y la captación de oxígeno en los tejidos, aumenta la frecuencia cardíaca, el peso corporal total y la grasa. También se reduce el agua corporal y el calcio en sangre. De los estudios científicos realizados sobre el tema surge que con el tiempo se asocia con: obesidad, diabetes, hipertensión arterial, osteoporosis, diferentes tipos de cáncer, enfermedades cardiovasculares que pueden producir el infarto y el accidente cerebrovascular, y la aparición de demencia.
El ejercicio, por el contrario, mejora los componentes del fitness, que es la capacidad de realizar las actividades cotidianas con adecuada reserva y sin fatiga indebida, con energía para afrontar la emergencia y disfrutar de las actividades recreativas y/o deportivas. Estos componentes son: la capacidad cardíaca y respiratoria, la resistencia muscular, la fuerza, la flexibilidad y la composición corporal de grasa y músculo. Existe una relación inversa entre el grado de fitness y la mortalidad: a menor grado de fitness corresponde mayor mortalidad. Por el contrario, una persona que camina 60 minutos por día tiene el doble de sobrevida que la que no camina nada.
A rasgos generales, existen tres tipos de actividad física:
- Actividad regular: corresponde a la rutina diaria de trabajo o actividad de cada persona
 - Actividad recreativa: son actividades que la persona realiza por placer, por ejemplo, la jardinería o las caminatas
 - Actividad deportiva: correr, bicicleta, natación, golf, etc.
La suma de cualquier tipo de actividad dará como resultado el total de actividad física, mediante el cual podemos saber si una persona es lo suficientemente activa. Por ejemplo, si realiza menos de 30 minutos de actividad física por semana se considera que una persona es sedentaria. Por el contrario, una persona es activa si practica deportes al menos dos veces por semana y además camina 30 minutos por día y hace actividades recreativas.
Los médicos miden la capacidad funcional del individuo por medio de un estudio llamado ergometría o prueba de esfuerzo.

Beneficios del ejercicio
La actividad física regular es muy importante y brinda muchos más beneficios de los que uno se imagina:
- Reduce notablemente las posibilidades de complicaciones serias en pacientes con factores de riesgo cardiovascular o enfermedad ya establecida.
- Produce cambios orgánicos y psicológicos que ayudan a controlar el peso. Se queman más calorías durante el ejercicio pero además, si este se realiza regularmente, se logra un aumento del metabolismo global que lleva finalmente a un gasto mayor. Esto es lo que permite en gran medida mantener a largo plazo el descenso de peso.
 - Produce efectos positivos sobre el sistema cardiopulmonar y favorece una mejor entrega, distribución y utilización del oxígeno en el cuerpo.
  - Mejora la presión arterial. Reduce los niveles de triglicéridos y colesterol total, bajando el colesterol malo (LDL) y subiendo el bueno (HDL).
    - Mejora la respuesta de las células a la insulina. Esto es clave en el tratamiento del paciente con resistencia a la insulina, síndrome metabólico o diabetes.
    - Estimula el sistema inmunológico y refuerza las defensas.
    - Previene la osteoporosis y mejora la movilidad de articulaciones.
    - Reduce el estrés, la ansiedad, refuerza la autoestima y promueve liberación de sustancias como las endorfinas que brindan sensación de bienestar.
    - Reduce la mortalidad hasta un 25%
    - Mejora la fuerza y resistencia muscular, con lo cual el individuo adquiere mayor eficiencia para las actividades de la vida cotidiana
    MEJORA LA CALIDAD DE VIDA

Recomendaciones para lograr beneficios con el ejercicio
Una actividad física moderada, por ejemplo, caminar entre 30 y 60 minutos por día a una velocidad de 6 kilómetros por hora, es lo más recomendable. A esto habría que agregarle cualquier otra actividad diaria para sumar movimiento.
Es necesario hacer hincapié en que los mayores beneficios se logran practicando actividad moderada. Si uno pasa directamente a una actividad vigorosa no obtiene beneficio adicional pero sí se corren otro tipo de riesgos (osteoarticulares y cardíacos). Es necesario respetar las pautas que da el especialista y las señales de alarma de cada organismo, como la fatiga excesiva o la taquicardia exagerada.
Los ejercicios más recomendados son los aeróbicos de intensidad moderada, como la natación, el ciclismo y las caminatas, el yoga, el tai-chi-chuan, las actividades recreativas y artísticas y los hobbies.

Antes de comenzar una actividad física es conveniente:
Identificar si se encuentra dentro de un grupo de riesgo (diabético, anciano, con enfermedad cardiovascular, etc.) para que un especialista indique la actividad más acorde.
Realizar un examen cardiovascular y ortopédico
Calcular el fitness previo
En base a estos tres puntos el especialista indica el plan de entrenamiento adecuado para cada persona.
Los niños que comienzan una actividad física deberían efectuarse un control pediátrico para descartar cardiopatías congénitas. Se desaconseja que practiquen deportes vigorosos hasta los 11 años de edad.
Debemos tener en cuenta que, para que el ejercicio tenga los efectos beneficiosos esperados, siempre debe ir acompañado de una dieta sana y del respeto por las posibilidades y los límites de cada uno..
Fuente: fundacionfavaloro.org


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