martes, 5 de abril de 2011

ESTO PASÓ UN DÍA DE ABRIL... Descubrimiento de la Cueva de las Manos

Entrada de la Cueva de las Manos

 Un 18 de abril de 1941
fue descubierta la
Cueva de la Manos,
lugar en que
se encuentra uno
de los más grandes
tesoros arqueológicos
del mundo.




Rodeado en cientos de kilómetros sólo por el constante rumor del viento patagónico, se abre el Cañadón del río Pinturas a 80 metros sobre el nivel del mar. Allí, entre los pliegues de sus altos paredones, se descubre el arte rupestre de la Cueva de las Manos, donde pobladores de 9.000 años atrás sellaron su arte y su testimonio de vida.
El padre Alberto María de Agostini (1883-1960), un italiano perteneciente a la congregación de los salesianos, llegó a la zona como parte de su exploración por la Patagonia e informó acerca del descubrimiento de las magnífica pinturas rupestres.
En 1932 ya había realizado la primera travesía de la cordillera desde el lago Argentino hasta el fiordo Falcón sobre el Pacífico y también había reconocido los yacimientos de Río Turbio.
Su fama no es por nada. Esas manos, guanacos y figuras geométricas estampados en la piedra de la cueva constituyen la más antigua expresión de los pueblos sudamericanos que se tenga conocimiento. Así lo entendió la Unesco, cuando en 1999 lo nombró Patrimonio Cultural de la Humanidad.
Cañadón del Río Pinturas

Su ubicación, solitaria, en medio del noroeste de la estepa santacruceña, le permite conservarse casi intacta. El pueblo más cercano, Perito Moreno, está a 163 kilómetros de allí. Y mas allá, ya cerca de la cordilera, se encuentra Los Antiguos, que era el lugar de descanso de los ancianos de las desaparecidas tribus indígenas.
Toda esta zona y no sólo la Cueva, incluido el Parque Nacional Perito Moreno, es un riquísimo sitio arqueológico y paleontológico. Los valles, cañadones, lagos y ríos que la componen cobijan celosamente pinturas rupestres y distintos tipos de yacimientos arqueológicos de hombres que caminaron sus campos 14.000 años antes de Cristo. Y entre las hierbas se encuentran fósiles que testimonian la existencia de un mar en esta región mucho antes que el hombre la habitara. De hecho, la localidad de Perito Moreno es llamada la Capital Arqueológica de la Provincia de Santa Cruz.

Las cuevas del río Pinturas guardan obras realizadas por los indios tehuelches y sus antecesores. Su antigüedad es de 9.300 años, según investigaciones realizadas. Se observan, además de manos pintadas en negativo, imágenes de guanacos, dibujos geométricos, agrupamientos de líneas, puntos y la figura solar. La mayor congregación se encuentra en la cueva propiamente dicha, Cueva de Las Manos, que tiene 24 metros de profundidad, 15 metros de ancho en la entrada y alrededor de 10 metros de altura hasta el comienzo de la visera.

A ambos lados de la entrada, existen pequeños espacios a plena luz, aunque parcialmente protegidas por la proyección de las viseras. Los aleros están formados por salientes que protegen las pinturas del viento y del sol.
Comprende tres niveles culturales, estimándose que abarcan desde el 7.370 a.C. al 1.000 de nuestra era. Aunque esta apreciación es relativa, puesto que la realización de las pinturas pudo haber tenido lugar en breve lapso, en forma casi sincrónica o muy distanciadas. Aquelllos hombres primitivos en el tiempo, revelaban la existencia de tres grupos humanos: el más antiguo corresponde al período que va desde 7.500 a 5.000 años a. de C. pintaron escenas de caza y guanacos que fueron la base de su alimentación. En las paredes interiores la cantidad de pinturas aumentan y se multiplican los cazadores, guanacos a la carrera y proyectiles con su trayectoria marcada en línea de puntos.

Por otra parte, la cantidad y variedad de manos es tan grande que en algunos casos hasta pueden apreciarse las deformaciones y mutilaciones de los dedos.
El color de las improntas de las manos negativas dependía de la obtención de la materia prima cercana a cada yacimiento, pero en su mayoría son en rojo (hematita), blanco (caliza), negro (manganeso o carbón vegetal) y amarillo (limonita u ocre amarillo).
Se supone que estas manos tuvieron un significado ritual, pero su verdadero sentido es un misterio perdido en la noche de los tiempos de la Patagonia.




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