domingo, 10 de abril de 2011

NOTA DE TAPA - Fukushima replantea el uso de la energía nuclear

Japón cuenta con 55 centrales nucleares activas y se había proyectado construir 11 más para los próximos años. Pasadas varias semanas del terremoto y tsunami que afectaron a Japón, todavía hoy el mundo sigue asombrado por la magnitud de la tragedia, que cada vez toma más tinte de emergencia radioactiva. Hasta el punto que ya alcanzó el nivel 6 en la Escala Internacional de Accidentes Nucleares y Radiológicos, que va de 1 a 7, lo cual convierte a Fukushima en el segundo accidente nuclear más grave de la historia.
Además de ser un hecho nefasto para la vida humana, la situación obviamente tendrá repercusiones en la economía de esta nación y del mundo. Pero hay que tener en cuenta que el hecho se presentó en el norte del país, que “representa tan sólo entre el 5 y 7 por ciento del PIB de Japón, porque la zona industrial se encuentra desde Tokio hacia el sur”, explica Arturo Gálvez, coordinador académico de Cátedra Asia Pacífico de Uninorte.
A nivel mundial, Japón juega un papel importante para la recuperación de la economía. Junto con China, es uno de los grandes compradores de bonos del tesoro de Estados Unidos, e indudablemente el gobierno japonés tendrá que apelar a esos bonos para poder pagar mucho de lo que representa la reconstrucción del país, que no fue más grave por la alta calidad de su infraestructura.

Según Gálvez, se calcula que más o menos el costo de la reconstrucción está en el orden de los 250 mil millones de dólares. Esto no es muy amplio, pero significaría un 3,5% del PIB japonés. Además, el país tiene una deuda del 200% de su PIB. Afortunadamente, Japón tiene una disciplina monetaria muy estricta.
“Ya el Banco Central inyectó dinero al sector financiero y esto ayudó a que no cayera la bolsa como era esperado después de un desastre; porque donde caiga la bolsa de Tokio esto arrasaría a la débil economía mundial que todavía no ha terminado de salir de la crisis”, dice Gálvez.
Detrás de la repercusión social y económica que la situación tendrá para Japón, el hecho ha replanteado el debate sobre el uso de energía nuclear y la relación costo-beneficio.
Después de todo, las 437 centrales nucleares que hay en el mundo sólo producen el 17% de la energía total, y exponen a la población a accidentes de magnitudes inconmensurables.

El hombre comenzó a obtener y transformar este tipo de energía entre los años ´30 y ´40, para la construcción de la primera bomba atómica. Desde entonces se han realizado adelantos e investigaciones en este campo para que su aplicación sea beneficiosa para la humanidad.
Entre las décadas del cincuenta y del sesenta se aceptó esta forma de generar energía debido al poco combustible que consumía. Pero a mediados de los ´80 hubo quienes, entre ellos ecologistas, alertaron sobre los peligros de la radiación, sobre todo en caso de accidentes.
Quienes saben aseguran que el riesgo de accidente grave en una central nuclear, bien construida y manejada, es mínimo. Pero el accidente de Chernobyl (1986) sucedido en una central de la URSS construida con deficientes medidas de seguridad y esta última de Fukushima, provocó que muchos países se hayan opuesto a la energía nuclear. Además se presenta otro problema de difícil solución, como el del almacenamiento de los residuos nucleares de alta actividad

Las infraestructuras de las centrales se han visto gravemente dañadas tanto por el seísmo como por el posterior tsunami que asoló la costa de Japón, momento en el que muchos países han vuelto a mirar hacia las energías renovables y el futuro papel que pueden jugar en nuestro planeta.


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