Es la creación de la artista
japonesa Hiromi Ozaki.
El dispositivo hace doler
y gotea sangre.
Se verá en el MoMA,
de Nueva York
Oh, oh..., se queja –en el video– un caballero japonés que tiene unos cables conectados al brazo.
–¿Lo sentís? Puede ser peor– advierte una chica y pone al tope el regulador de voltaje de una máquina.
Oh, oh!, el caballero recibe una descarga le produce el dolor que el ciclo menstrual suele producir en las mujeres. Esto es una exhibición de los poderes de la Máquina de menstruar , una obra de la artista japonesa Hiromi Ozaki. ¿Raro? Y, sí, pero el mundo del arte se ha tomado en serio a esta dama, que se presenta con el seudónimo de Sputniko! la Máquina se expuso el año pasado en el Museo de Arte Contemporáneo de Tokio y en julio se la podrá ver en consagratorio Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA).
No es cuestión sólo de hacer doler, claro. Se trata, básicamente, de una mochila llena de sangre con un dispositivo que regula su salida.
Las especificaciones técnicas indican que "La Máquina de Menstruar simula el dolor y el sangrado promedio de cinco días de menstruación humana". Es decir, calcularon, unos 80 mililitros. ¿Pero se trata de sangre-sangre? En las ideas, sí; en los museos, no."No se la exhibe con sangre verdadera por razones de salud y de seguridad", aclara la artista, por correo electrónico. "Pero la máquina está diseñada para usar sangre real. Hay que extraerse sangre del brazo y, con ella, llenar el tanque".
Las especificaciones técnicas indican que "La Máquina de Menstruar simula el dolor y el sangrado promedio de cinco días de menstruación humana". Es decir, calcularon, unos 80 mililitros. ¿Pero se trata de sangre-sangre? En las ideas, sí; en los museos, no."No se la exhibe con sangre verdadera por razones de salud y de seguridad", aclara la artista, por correo electrónico. "Pero la máquina está diseñada para usar sangre real. Hay que extraerse sangre del brazo y, con ella, llenar el tanque".
La obra, dice Ozaki, habla de la borrosa línea que separa a varones de mujeres. Y de cómo la tecnología mete la cola y desdibuja un poquito más los contornos. Porque además de una máquina de menstruar, Ozaki construyó –en colaboración con científicos del Imperial College y la Universidad de Reading– un "Pene cibernético", que las mujeres pueden llevar dentro del pantalón y que se levanta cuando se incrementa el ritmo cardíaco de la portadora. Lo hizo para ver qué se siente tener una miembro que reaccione a sus emociones.
“Ir más allá de la dicotomía hombre-mujer, intercambiar funciones corporales de los sexos nos permite explorar en el tema del género de una manera más compleja: chicos que menstrúan, chicas con pene", explica Sputniko! en uno de los videos en que muestra la Máquina de Menstruar. "Los hombres piensan: 'Voy a gobernar el mundo, voy a ser el rey'. Creo que lo harían menos si sangraran unos días por mes".
Graduada en Matemática y Computación, Sputniko! ofrece una reflexión –optimista– sobre la tecnología como herramienta liberadora, en la idea de que el cuerpo nos puede quedar chico. ¿Por qué tener un solo cuerpo? ¿Por qué ser varón o mujer, si se puede probar un poco de cada cosa? O: ¿Por qué no hacer una excursión por las sensaciones del otro? Además de un objeto, la Máquina de Menstruar es un video en el que Ozaki es Takashi, un chico que construye este aparato para satisfacer su deseo de entender como es ser una linda chica". Entender, entender todo, no sólo las partes agradables: "Siente el dolor, siente su nueva realidad", dice la letra de la canción que acompaña las imágenes.
En su catálogo, Sputniko! se explaya: "La menstruación podía haber sido eliminada en los 60, con la píldora anticonceptiva, tomándola continuamente. Pero por opresiones religiosas de la época, sus inventores
diseñaron la píldora de modo que las mujeres tuvieran que "descansar" una semana, y sangraran. Así todo parecería más natural y aceptable. Este trabajo apunta a mostrar cómo la tecnología puede ser fácilmente influida por el contexto cultural y religioso. Explora, también, cómo el avance de la biotecnología puede volver las fronteras entre los géneros menos obvias y tal vez, más lúdicas".
diseñaron la píldora de modo que las mujeres tuvieran que "descansar" una semana, y sangraran. Así todo parecería más natural y aceptable. Este trabajo apunta a mostrar cómo la tecnología puede ser fácilmente influida por el contexto cultural y religioso. Explora, también, cómo el avance de la biotecnología puede volver las fronteras entre los géneros menos obvias y tal vez, más lúdicas".
Fuente: http://www.sputniko.com/
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